domingo, 20 de noviembre de 2011

AQUELLO QUE NO FUE, Y PUDO SER.

Dedicato a todas y a ninguna de las mujeres que han pasado por mi vida.





Una lágrima cae. Lentamente va dejando su húmeda marca por el rostro, de la misma forma que un creciente río desborda y destruye todo a su paso. Aquí la lágrima desborda destruyendo el alma.

La lágrima se detiene en el cuello, en ésa frontera entre mente y corazón, en ése valle donde todo se hace más sensible al tacto... más sensible a la vida, más sensible a un beso, más sensible al alma.

Y el corazón se siente latir, ése que algún día dejará de golpear el pecho el día que ya no pueda dar más de sí, el mismo día en que tantas veces se fue dedicado, aquél que tantos pedazos ha repartido, algún día no podrá más. La lágrima lo sabe. Lo sabe como aquél imponente requiem de Mozart que lo dedica a Dios para advertirle que está pronto para irse a reunir con ÉL. Algún día el corazón no podrá más, la lágrima lo sabe.

La lágrima sigue en el cuello, no se atreve a viajar más hacia el sur, el sur.... ahí donde tan cálido se siente, que tantos secretos guarda, territorio salvaje. La lágrima sigue ahí, inmóvil, testigo de todo aquello que tan dispuesto estuvo a ser dedicado, desde la cabeza a los pies.

¿Acaso no puedes sentir el amor en esta noche? Ese corazón que aún late, que tantas veces erectó las olas de lo que es en sí, cuántas gotas de sangre no bombeó en tu presencia.

¿Sabes? Los árboles se hablan, si los aprendes a escuchar. Las aves transmiten mensajes de aquellos que ya no están, si las aprendes a ver volar y oír cantar, el viento sopla con mayor fuerza cuando en medio de unas personas hay algo más que éter. Todo está conectado con los planetas, el sol, las miles de millones de galaxias, más grandes que la nuestra, que giran, una y otra vez, en este inmenso universo de billones y billones de años luz de dimensión. El corazón está conectado con todo ello, y pudo haber bombeado sangre, de vida, gracias a ti, si tan sólo hubieras sabido escuchar, empezando por los árboles. La lágrima lo sabe.

¿Puedes sentir el amor en esta noche? Ese Universo del que te hablo hace un modesto acto de presencia, mira las estrellas, míralas bien, sola, en la brisa de la noche, en absoluto silencio y soledad..... y sentirás cómo ellas te observan a ti. Sentirás la manera en que las estrellas te reprochan, a mí también me han reprochado alguna vez, el reproche de todo aquello que pudo ser y no fue. Es el reproche, de que tu orgullo les falló, de que tú le has fallado al Universo. La lágrima lo sabe.

Hay algo más, en este mundo asqueroso, donde los pobres se hacen más pobres y los ricos se hacen más ricos; donde todos los hombres y mujeres, como tú, se preocupan de encontrar a alguien con quién aparearse, como vacas en celo. Hay algo más, ¿puedes sentir el amor en esta noche?

Un poema no basta para que puedas comprender la profundidad de todo aquello que cobra vida durante esta noche nuestra, o de todo aquello que cobra vida entre tú y yo, esos duendes de Dios.... que entre tú y yo, sólo uno los supo ver. La lágrima lo sabe.

¿Sabes? Aquél que decide separar su alma, cuerpo y corazón de aquella mujer a la que ama, es el que siempre pierde una parte de su vida. Cuántas veces más podrías tú desnudar tu cuerpo frente a mis ojos, y ser incapaz de escuchar de las estrellas las instrucciones para entender lo que significa el más pequeño de los besos a tu desnudo cuello, o lo que significa destapar tu piel mientras mis ojos son incapaces de posarse en ningún otro lado más que en los tuyos, mientras desnudas tu alma sin sentido; no supiste notar que yo, encontré tu belleza escondida en ese par de ventanas, pedazos de cielo.... nunca escuchaste el susurro del aire platicarte lo que había entre los dos, en momentos como este, cuando el corazón hace música con un solo parpadeo ¿puedes sentir el amor en esta noche?

En mi vida he amado demasiado, demasiado.... latido demasiadas veces, dedicado tanto, sin nadie digno de ser recibido, sin nadie digna de ser su dueña. Esta es la decisión neuronal que toma mi existencia, esa decisión por la que elegí dejarte, no hay sentido, y las estrellas lo saben, no aplauden que el corazón lata por algo mundano, he ahí la decisión existencial por la que me fui de tu vida, dar la media vuelta y con el dolor de mis decisiones en el alma, corazón, en cada arteria y célula... el dolor de abandonar tu alma por no haber encontrado nada en ella. La lágrima lo sabe.

Los hombres solos o son animales o son dioses, dice Aristóteles. Cuando sólo yo me puedo escuchar, es cuando más profundo llego al significado de todo aquello que no pudiste entender, solitario me volteo contra el viento, oírlo soplar con esa melancolía de todo aquello que no pudiste sentir, era tan bello, todo aquello que no fue y pudo ser.

Mente y alma y corazón, yo, juntos, en el eterno retorno de morir solos, estamos cansados de buscar, y estoy solo.... esperando el momento en que el corazón no pueda más, el día en que su último pedazo se lo entregue a Dios, el día en que ya no pueda dar más de sí, cumpliendo el mandato, yo sólo. La lágrima lo sabe, ¿pudiste sentir el amor esa noche?.

RH

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