jueves, 1 de diciembre de 2011

Las teorías de Lidell Hart y la técnica de envolvimiento.

En la película "Alexander", Alejandro Magno planea una ofensiva al centro de gravedad persa, a manera de cuña, para lo cual busca despistar con un engaño a la caballería asiática, de tal suerte que ordena un movimiento del centro al flanco derecho de su frente, a lo cual Darío III ordena a su capitán de caballería: "envuélvelo" ("envelope him").

Hasta antes de Napoleón, el único general que alguna vez hizo envolvimientos al enemigo, fue nada menos que Escipión Africanus, de la familia de los Cornelia, y Aníbal de la familia de los Barca. Tomemos en cuenta que los romanos tenían la técnica de relevar el frente de ataque a través de filas de combatientes, de tal forma que la fila de adelante se pasaba hasta la fila de atrás, prosiguiendo la segunda línea del frente a continuar el ataque. Normalmente los romanos agarraban de las cuerdas al soldado que tenían frente a ellos, a fin de no provocar que se dispersara el batallón, pero también para saberlo compactar. Tanto perfeccionaron esta técnica, que los romanos eran capaces de extender sus líneas tomar iniciativa en ataque, para luego compactar las líneas cuando se tenían que defender del contraataque, como si fueran una mano que se extendía y se empuñaba, se extendía y se empuñaba. Estos batallones se llamaban "manipulus-manipula", de aquí viene la voz "manipular".

Ahora bien, Escipión, envolvió el último y desesperado ataque de Aníbal, cuando éste hizo avanzar a sus elefantes, de tal forma que Escipión abrió sus filas erizadas, provocando que los elefantes pasaran entre filas romanas buscando evitar el filo de las puntas de lanza romanas. En síntesis, envolvió a los elefantes. Esta técnica de envolvimiento no fue perfeccionada por ningún otro general de la edad antigua (excepto Alejandro y Aníbal, con su famosa "U" invertida), ni en la  media, ni siquiera en la moderna. Tuvimos que esperar hasta Napoleón.

A Napoleón le gustaba abrir fuego contra un determinado flanco enemigo, provocando una rotación de sus filas, para de esta manera desperdigar de un golpe las filas enemigas de dicho flanco. Vaya que le funcionó en Austerlitz. Así, Napoleón envolvía el flanco mientras el flanco restante buscaba responder el fuego de artillería al tiempo que buscaba planear una contraofensiva.... tarea quasi-imposible, teniendo enfrente al Emperateur.

De hecho, Napoleón muchas veces se dejaba flanquear, para de esta forma concentrar en un punto de equilibrio el fuego de artilleria y la carga de la caballería para abrir un rompimiento en las filas enemigas que hiciera partir al ejército enemigo en dos. Los prusianos lo lamentaron.

Durante más de 100 años, los ingleses hicieron escuela de Waterloo, en el entendimiento de que para ellos la mejor técnica consistía en abrir una fuerza de choque que contuviera cualquier intento de envolvimiento enemigo. Así lo hicieron en prácticamente todas las guerras del siglo XIX, y todos los países lo imitaron.

Sin embargo, ya para principios del siglo antepasado, von Clausewitz, estableció toda una serie de teorías de envolvimiento que serían harto tedioso reproducirlas aquí, quédese el lector con el hecho de que Clausewitz implantó la llamada "guerra de movimientos", en las que una batalla puede ser decidida antes de que se dispare la primera bala. Es decir, piénsese en un par de buques enemigos del siglo XVI o XVII, pues bien, estos buques solían pasar horas, si no es que días, buscándose el flanco o ángulo perfecto para abrir fuego. Si el buque enemigo te sorprendía en posición delicada, te podía hundir en menos de diez disparos.

Los prusianos, maestros en el arte de la Krieg, desarrollaron vastísimas técnicas de envolvimiento, pero no a través de la apertura de fuego, o después de haberse iniciado hostilidades...... no, se trataba de una técnica de envolvimiento que se desarrollaba durante la "guerra de movimientos", misma que (obviamente) precede a la guerra o batalla abierta.

Pues bien, después de la guerra mundial primera, que fue una guerra básicamente de trincheras, sin oportunidad de envolvimientos, un obscuro soldado de nombre Lidell Hart elaboró determinadas teorías de envolvimiento, básicamente dicen lo siguiente: que un ejército, a fin de desenvolverse en la guerra moderna, debe por fuerza desplegarse a profundidad, en lugar de ser meramente una fuerza de choque (como hacían los ingleses), de tal forma que una vez que el enemigo inicia hostilidades, habrá de permitírsele adentrarse en nuestras propias líneas, a fin de que las líneas cierren en paralelo envolviendo al enemigo.

Evidentemente, este tipo de técnica de envolvimiento es eficiente sobre todo cuando se trata de una guerra de alta velocidad, en aquél entonces se les llamaba guerra de divisones "acorazadas". No obstante lo anterior, la cúpula militar del Imperio Británico hizo caso totalmente omiso a sus teorías.

Quienes sí escucharon las teorías de Hart, fueron los alemanes....  y las aplicaron con increíble éxito envolviendo a las tropas francoinglesas en el norte de Francia, no obstante que los alemanes estaban en inferioridad numérica de 1 a 3. Pero muy sobre todo, fue aplicada durante la campaña en Rusia, donde ejércitos alemanes envolvían a los rusos con precisión endiablada, donde las divisiones motorizadas alemanas se movían a toda velocidad mientras veían pasar a las motorizadas soviéticas avanzando en el otro sentido..... a unos cuantos cien o doscientos metros. Era la guerra de movimientos en su máxima expresión. Enormes Cannas.

Un sólo ejéricto alemán llegó a envolver cinco o seis ejércitos soviéticos, y los derrotaban, como sucedió en Sebastopol, Crimea, norte del Mar Negro, donde Churchill dijo que la tierra todavía apestaba a pólvora (en la cumbre de Yalta). Pronto los rusos aprendieron la técnica y la aplicaron a los alemanes, envolviéndoles el sexto ejército, al mando del General Von Paulus.... en Stalingrado.

Rommel decía que el desierto se comportaba como el mar, con arena en lugar de agua, dunas en lugar de olas.... y las dunas se movían según la dirección del viento. Para no entrar en detalles, diremos que a Rommel le bastaron dos divisiones para derrotar a todos los ejércitos británicos de África, compuestos por hindús, sudafricanos, australianos, neozelandeses, canadienses, etc. etc.

Pues bien, yo, mediocremente, no busco compararme con ninguno de los grandes genios mencionados aquí. Me permito desde mi humilde cerebro, opinar que la técnica de envolvimiento, hoy en día, habría de ser aplicada en dirección concurrente y nunca convexa a la dirección vectorial que tome el ejército enemigo.

Me explico. Las guillotinas se forman de una hoja en forma de diagonal, esto para que sea más efectiva a la hora de cortar una cabez, pues la forma diagonal logra rebanar de mejor manera una superficie que no es plana. De aquí deriva que los cortapuros también son diagonales.

Pues bien, una técnica de envolvimiento moderno, PODRÍA, (subrayo podría) consistir en la apertura de un fuego intenso contra las líneas enemigas, pero con nuestras líneas avanzando en formación diagonal, de tal suerte que la punta de la diagonal abriría la brecha en el frente enemigo, mientras que el resto de la "hoja" estaría flanqueando a una mitad del frente, de tal forma que estarìamos evitando un envolvimiento a profundidad en nuestra contra por parte del enemigo.

Así, creo yo, existe una manera de partir un ejército en dos, con una mitad envuelta, y la otra mitad obligada a mantener su posición. Ni siquiera podría huír.


 RH

martes, 29 de noviembre de 2011

La Pérdida de la Libertad




El ataque a las libertades REALES empieza en los años treinta del siglo XX, en Europa y Norteamérica. En Alemania, el III Reich pone una serie de cortapisas a las actividades de sus ciudadanos de origen racial judío. Ello estaba previsto en el programa electoral del NSDAP. Los judíos alemanes no eran considerados súbditos del Reich, y pasaban a regirse según el Estatuto de Extranjería; por consiguiente, no podían ser funcionarios del Estado ni miembros de las Fuerzas Armadas, ni podían dedicarse a la docencia, ni al periodismo, ni a la banca, ni a otras actividades reservadas exclusivamente a los ciudadanos.

Ante esta Alemania, se iba constituyendo el bloque de las grandes democracias occidentales, cuya bombástica propaganda aseguraba propugnar los puros ideales democráticos, con la Igualdad en la cabeza. Pues bien, en la 3ª República Francesa, los ciudadanos israelitas gozaban de una situación de privilegio, que fue oficializada por la insólita Ley Marchandeau, que les colocaba al amparo de cualquier clase de crítica, fuera justificada o no. Es decir, de acuerdo con dicha ley, al aludir a un delincuente determinado, no se podía añadir el correspondiente gentilico, si aquél resultaba ser judío. Por ejemplo, no se podía decir, ni mucho menos escribir, “el estafador judío Stavisky”, pero sí “el tirano ruso Romanov” o “el loco criminal germánico Hindenburg”. Acuérdese, lector, que estamos hablando de los años 30, antes de cualquier hecatombe humanitaria por todos conocida.

Un inciso, Marchandoeau no era precisamente lo que se ha dado en llamar un fanático iluminado izquierdista. Aunque francmasón, ese letrado del Partido Radical (centro-derecha), varias veces ministro, se distinguió siempre por su defensa de los valores tradicionales. Siendo Ministro de Justicia con Daladier, “parió” su famosa ley pro-israelita. Presidente de la Asociación de Alcaldes de Francia (era alcalde de Reims), conservó sus funciones en el Estado Francés del Mariscal Pétain, facilitando la huida de judíos notables al Africa del Norte. Pero tras la reconquista de Francia, tuvo serias dificultades con los depuradores, entre los que, por cierto, abundan los judíos. Fue declarado “indigno nacional” y su periódico “L’Eclaireur de l’Est” fue confiscado. Sus “hermanos” sólo pudieron salvarle de la cárcel. Así paga el Diablo.

Tras la terrible carnicería de la II Guerra Mundial, y al estallar la paz, empezaría la represión de los vencidos y de los que con ellos habían colaborado de un modo u otro. Hablemos de Francia, la Patria de los Inmortales Principios.

En un discurso pronunciado en 1943 en Casablanca, Marruecos francés, De Gaulle indicó el camino a seguir en un discurso violentamente contrario a los hombres de Vichy, palabras más, palabras menos, dijo “de esos hombres no hay más que una palabra a decir: traición; no hay más que una cosa a hacer: justicia. Clemenceau decía que l país sabría que era defendido. Nosotros decimos: el país sabrá un día que ha sido vengado”.

Venganza!, se pronuncia la palabra en el momento en que De Gaulle organiza y prepara el reconocimiento de su perennidad y su legitimidad al firmar una ordenanza que instituye una comisión de depuración en el titulado “Comité francés de liberación nacional”.

Los Aliados todavía no han “liberado” a Francia, pero ya la principal preocupación de De Gaulle parece ser la “depuración”. Y en lo que él llama, entonces “Francia de Ultramar”, organiza un proceso político que marcará la pauta de los que van a seguir. Se trata del llamado “Proceso Pucheu”.

Pierre Pucheu, ignorante lector, había sido, en el gobierno de Vichy, Ministro de la Producción Industrial y luego Ministro del Interior, hasta Abril de 1942, antes de llegar al África del Norte, vía España, y no sin antes haberse puesto en contacto con el general Giraud para ponerse a su disposición. Víctima de la rivalidad entre Giraud y De Gaulle, Pucheu fue procesado acusado de traición. Los comunistas, muy influyentes en Argel, reprochaban a Pucheu su pasado derechista, "xenófobo" y "antisemita", y también haber sido responsable de la policía petainista que había perseguido enconadamente a los comunistas de la Francia metropolitana. Pucheu fue condenado a muerte tras un juicio que incluso los políticos franceses, que no pueden ser tildados de sospechosos, calificaron de escandaloso. De Gaulle rechazó la petición de gracia por “razones de Estado”.

He aludido al General Giraud y aquí y ahora es necesario un inciso para aclarar las razones del meteórico ascenso del Coronel (y autonombrado General) Charles De Gaulle.

Cuando Francia se hundió (estúpida y) militarmente en junio de 1940, los ingleses, fieles a una de sus tácticas seculares, buscaron a un cipayo que les ayudara a continuar su propia guerra. Todos los políticos de relieve se habían agrupado junto al Mariscal Pétain, con la prácticamente única excepción del patético Paul Reynaud, que había sido detenido al atrevasr España, camino del Africa del Norte, portador de una maleta con los fondos secretos del Minsterio del Interior. Spears, embajador británico en París y pariente de los Rothschild, tanteó sucesivamente, y sin éxito, a los generales Nogués y Esteva, y al Almirante Darlan (por cierto, maricón amigo de De Gaulle y misteriosamente asesinado en Argel en 1942). Finalmente, a falta de una figura representativa, se debió conformar con el Coronoel De Gaulle, que, una vez en Londres, se nombró a sí mismo General, pero…. al entrar en guerra los Estados Unidos, su gobierno, que no parecía apreciar la cabeza de la llamada “Francia libre”, al general Weygand, héroe de la I Guerra Mundial. Al reafrimar éste su lealtad al régimen de Vichy, los americanos eligieron como “candidato” al General Giraud. Al frente del VII Cuerpo de Ejército, se internaron en el Castillo de Koenigstein, donde gozó de una libertad muy poco vigilada; tampoco, que se evadió, tras haber dado su palabra de no hacerlo.

Llegado a la Francia No-Ocupada, y con la complicidad de las autoridades de Vichy, consiguió llegar a Argel. Entre De Gaulle (el hombre de Londres) y Giraud (el hombre de Washington), pronto estalló una feroz rivalidad. Sostenido por los amerianos, Giraud se adelantó a su rival y fue nombrado “Comandante”…. en “Jefe”. La prensa gaullista de Argel armó un alboroto de los mil diablos y acusó a Giraud de oponerse al restablecimiento del Decreto Crémieux (que había concedido en bloque la nacionalidad francesa a los judíos argelinos y que Vichy había anulado). Los israelitas de Nueva York protestaron y el Barón Edouard de Rothschild elevó una indignada protesta al Departamento de Estado. Los dos generales decidieron constituir un “Comité de Liberación”, del que formarían parte, además de ellos dos, otros cuatro delegados. Giraud presentó al General Georges y a Jean Monnet. De Gaulle, al General Catroux, judío, y a Massigli, pero en el último momento, De Gaulle impuso un quinto delegado, un abogado israelita de Argel llamado Abbadie. El juego había termnado. En los meses siguietes, De Gaulle, que disponía de la mayoría, se aprovechó para arrebatarle prácticament todos los poderes a Giraud. En julio de 1944, un lacónico comunicado anunciaba que el General Giraud había resultado gravemente herido de un tiro en la cabeza disparado por un sodado senegalés borracho. No se volvió a oir hablar de Giraud.

Cuando las tropas Alidas echaron a la Wehrmacht de Francia, los tribunales de la venganza gaullista empezaron a actuar. Sencillamente, estalló la paz. Miles de intelectuales cayeron fusilados, otros miles huyeron, entre ellos, uno de mis autores favoritos, Alexis Carrelll, autor de la “Incógnita del Hombre”, libro que si usted no ha leído, lector, le aconsejo que lo haga inmediatamente.

Se calcula que murieron aproximadamente 800,000 personas, casi todos civiles, en la Francia de la post-guerra a manos de los "liberadores". Francia batió récord de asesinatos mantenido desde 1789. Para que se dé una idea, amable lector, el número de franceses muertos a manos de los nacional socialistas alemanes (incluyendo soldados franceses caídos en batalla durante la guerra frente a la Wehrmacht) fue de 115,000.

Terminada la guerra, en Francia, en toda Europa, en todo el Mundo, una nueva Inquisición había nacido, presta a ejecutar a cualquiera con las agallas de decir la VERDAD.

RH

sábado, 26 de noviembre de 2011

A ROBERTO RICARDO (Poema dedicad a mí, por mi tio Francis Roberto, el día que nací).

"A mi sobrino Roberto Ricardo


Robertino,

Una historia quiero yo contarte,
pero aún eres bebé
que más dan ganas de abrazarte y besarte
que darte versos y hacerte poesía.

Una historia familiar
tenla presente,
que en la memoria de los hombres
que llevan nuestro sello,
es un fuego de colores
que jamás se extinguirá.

Yo, nunca tuve un tío,
sabes, pues a todos
el Señor
a su seno los llamó,
mas, fueron gallardos
tan valientes
que murieron
por pasión,
por la realidad de sus sentires.

Nosotros, somos
estas generaciones.

Tú, de los más chiquitos
que,
en lugar de escribirte poemas
más debiera abrazarte y besarte.

Pues eres nuestra estrella,
carne de nuestra carne,
y además,
llevas nuestro sello...

Lo llevas terciado en los ojos,
en medio de tu cielo,
y en la boca
que más parece una rosa
a punto de reventar.

Sangre de nuestra sangre,
la que recorre mis venas
y las de tu Madre."

De Francis Roberto



jueves, 24 de noviembre de 2011

Neblina en Praga.

Praga, República Checa, otoño del año 2006.



 “Hay ciudades que seducen el alma, otras seducen el corazón (que no es lo mismo), otras seducen el intelecto…. Praga seduce todas ellas y más”




Agua salvaje corre por el corazón de Europa.[1] Todas las guerras en las que este continente se hizo señora del Mundo.... y todas las guerras por las que lo perdió. De todo ello ha sido testigo esta ciudad.

 Chequia, sus ríos son tan indomables y salvajes como su idioma. El aire sombrío de este país y de este lugar, de este río y de esta ciudad ensombrecen el corazón.... pero lo ensombrecen haciéndolo feliz. Kafka se enteró.

Exquisito sentimiento me produce la ciudad, el cielo está nublado, la neblina cubre las calles de la ciudad, las estatuas que adornan sus puentes se levantan como grises fantasmas, con sus cabezas inclinadas viéndome pasar, no importa dónde yo esté parado.... algo me está observando. La atmósfera me estremece cuando los veo a los ojos, San Carlos....[2]

Volteo a uno y otro lado, en medio de Wenceslao, la neblina adorna la ciudad desde el punto alto en el que estoy.... "debí haber sido poeta" pienso.... para poder describir semejante lugar. Esta ciudad habla, toca violines, tiene la voz de una soprano cantando pausadamente con un piano. Sencillamente, tan exquisita y conmovedoramente bohemia…[3]

Conmovedora de verdad, pues esta ciudad también llora…. llora como una mujer que no quiere decir la razón de su dolor. La ciudad duele, y duele… duele como si quisiera decir algo que nadie es capaz de descifrar. Como si a pesar de su belleza llorara la suerte de su destino….. no deja de transmitir la sensación de ser una ciudad que alguna vez fue y ya no es; duele como una hermosa centroeuropea que alguna vez fue violada, como si la tétrica neblina que sólo descubre las agujas de los techos de los palacios y catedrales tratara de esconder un profundo dolor. [4]
 
La ciudad parece un bello, bellísimo amor…. fallido, como si la hubiera diseñado un poeta con el corazón roto en París. Pues incluso hasta el más mínimo detalle de una vida cotidiana en esta ciudad, como la describía Jan Neruda[5], es extraordinario…

De todas las ciudades cuyas calles nunca fueron dueñas de un imperio, Praga es la más imponente. Praga es la ciudad en sí, la postal en sí…. es El Imperio en Sí.

Tan sombríamente alegre se vuelca el corazón que hasta la levadura sabe a dulce y se endulza en estas calles y óperas, catedrales que suenan a sinfonía y torres de guerra que dan la hora.[6]

De verdad que necesito saber qué hora es en el cosmos sideral, pues las horas se van volando en esta ciudad, necesito quererte Praga, dime tu antigua hora…. pasear por las calles de Praga es como llenar de besos el rostro de una fémina que me roba los pensamientos…. y descubrir que se me ha ido toda la tarde en ello.

No hay comparación, la exquisitez de la soledad, que cualquier calle de Praga produce al alma. El pensamiento se vuelve capaz de volar a través de mil sutilezas.

¿Qué hora es? Necesito cuatro relojes en esta ciudad, la vista se pierde en la neblina y el sentido pierde al tiempo… tan hondo cala en el alma esta ciudad, tan única y sin par es Praga, que por un momento el corazón sentía ganas de arrancar mis ojos…. Para que no se mancharan viendo a otra ciudad, que no fuera Praga.[7]

RH


[1] Moldava significa “río salvaje” en germánico antiguo.
[2] Se refiere al archifamosísimo puente de San Carlos, adornado por estatuas en sus orillas.
[3] Se hace alusión, en caso de que el lector sea tan majaderamente ignorante que no lo sepa, que Praga fue durante siglos la capital del reino de Bohemia, mismo reino que durante tantos siglos formó parte del Sacro Imperio Romano Germánico. El actual (y no por ello menos vulgar) significado que tiene la palabra “bohemio”, proviene de las calles de Praga.
[4] Se hace referencia, vulgar lector, a las violaciones masivas de las cuales las checas fueron objeto durante la invasión soviética, en 1945. En las noches de la Praga de aquellos días, sólo se escuchaban los gritos de las mujeres siendo violadas a razón de una por 15 o 20 soldados mongoles, uno tras otro, gritos tan sólo interrumpidos por disparos de pistolas…. que eran las checas suicidándose con la pistola que los soldados les deban después violarlas, para que se suicidaran en su presencia. Se dice que en una sola noche se llegaron a suicidar más de 200 mujeres.
[5] Jan Neruda es el original del cual cierto imbécil chileno tomó seudónimo.
[6] Para que entienda usted, lector, la levadura se menciona porque en la Rep. Checa se hace la mejor cerveza del mundo. El vino es a Burdeos lo que la cerveza a Praga, aunque usted no lo sepa o nunca haya escuchado al respecto. Las catedrales suenan a sinfonía precisamente porque en Praga las orquestas sinfónicas gustan de tocar dentro de las catedrales. En Praga hay torres medievales que fueron usadas para guardar pólvora, y torres que sirven para dar la hora.
[7] Se hace referencia al Reloj Astronómico de Praga, dispuesto en una torre, que da cuatro horas: (i) la del centro de Europa, (ii) la antigua hora germánica, (iii) la hora babilónica y (iv) la hora del cosmos. Al arquitecto del Reloj le fueron arrancados los ojos para que no fuera capaz de construir un reloj igual. Ahora bien, lector, ya que leyó todos los pies de página, vuelva a leer el texto. Tal vez ahora sí capte el mensaje.

domingo, 20 de noviembre de 2011

AQUELLO QUE NO FUE, Y PUDO SER.

Dedicato a todas y a ninguna de las mujeres que han pasado por mi vida.





Una lágrima cae. Lentamente va dejando su húmeda marca por el rostro, de la misma forma que un creciente río desborda y destruye todo a su paso. Aquí la lágrima desborda destruyendo el alma.

La lágrima se detiene en el cuello, en ésa frontera entre mente y corazón, en ése valle donde todo se hace más sensible al tacto... más sensible a la vida, más sensible a un beso, más sensible al alma.

Y el corazón se siente latir, ése que algún día dejará de golpear el pecho el día que ya no pueda dar más de sí, el mismo día en que tantas veces se fue dedicado, aquél que tantos pedazos ha repartido, algún día no podrá más. La lágrima lo sabe. Lo sabe como aquél imponente requiem de Mozart que lo dedica a Dios para advertirle que está pronto para irse a reunir con ÉL. Algún día el corazón no podrá más, la lágrima lo sabe.

La lágrima sigue en el cuello, no se atreve a viajar más hacia el sur, el sur.... ahí donde tan cálido se siente, que tantos secretos guarda, territorio salvaje. La lágrima sigue ahí, inmóvil, testigo de todo aquello que tan dispuesto estuvo a ser dedicado, desde la cabeza a los pies.

¿Acaso no puedes sentir el amor en esta noche? Ese corazón que aún late, que tantas veces erectó las olas de lo que es en sí, cuántas gotas de sangre no bombeó en tu presencia.

¿Sabes? Los árboles se hablan, si los aprendes a escuchar. Las aves transmiten mensajes de aquellos que ya no están, si las aprendes a ver volar y oír cantar, el viento sopla con mayor fuerza cuando en medio de unas personas hay algo más que éter. Todo está conectado con los planetas, el sol, las miles de millones de galaxias, más grandes que la nuestra, que giran, una y otra vez, en este inmenso universo de billones y billones de años luz de dimensión. El corazón está conectado con todo ello, y pudo haber bombeado sangre, de vida, gracias a ti, si tan sólo hubieras sabido escuchar, empezando por los árboles. La lágrima lo sabe.

¿Puedes sentir el amor en esta noche? Ese Universo del que te hablo hace un modesto acto de presencia, mira las estrellas, míralas bien, sola, en la brisa de la noche, en absoluto silencio y soledad..... y sentirás cómo ellas te observan a ti. Sentirás la manera en que las estrellas te reprochan, a mí también me han reprochado alguna vez, el reproche de todo aquello que pudo ser y no fue. Es el reproche, de que tu orgullo les falló, de que tú le has fallado al Universo. La lágrima lo sabe.

Hay algo más, en este mundo asqueroso, donde los pobres se hacen más pobres y los ricos se hacen más ricos; donde todos los hombres y mujeres, como tú, se preocupan de encontrar a alguien con quién aparearse, como vacas en celo. Hay algo más, ¿puedes sentir el amor en esta noche?

Un poema no basta para que puedas comprender la profundidad de todo aquello que cobra vida durante esta noche nuestra, o de todo aquello que cobra vida entre tú y yo, esos duendes de Dios.... que entre tú y yo, sólo uno los supo ver. La lágrima lo sabe.

¿Sabes? Aquél que decide separar su alma, cuerpo y corazón de aquella mujer a la que ama, es el que siempre pierde una parte de su vida. Cuántas veces más podrías tú desnudar tu cuerpo frente a mis ojos, y ser incapaz de escuchar de las estrellas las instrucciones para entender lo que significa el más pequeño de los besos a tu desnudo cuello, o lo que significa destapar tu piel mientras mis ojos son incapaces de posarse en ningún otro lado más que en los tuyos, mientras desnudas tu alma sin sentido; no supiste notar que yo, encontré tu belleza escondida en ese par de ventanas, pedazos de cielo.... nunca escuchaste el susurro del aire platicarte lo que había entre los dos, en momentos como este, cuando el corazón hace música con un solo parpadeo ¿puedes sentir el amor en esta noche?

En mi vida he amado demasiado, demasiado.... latido demasiadas veces, dedicado tanto, sin nadie digno de ser recibido, sin nadie digna de ser su dueña. Esta es la decisión neuronal que toma mi existencia, esa decisión por la que elegí dejarte, no hay sentido, y las estrellas lo saben, no aplauden que el corazón lata por algo mundano, he ahí la decisión existencial por la que me fui de tu vida, dar la media vuelta y con el dolor de mis decisiones en el alma, corazón, en cada arteria y célula... el dolor de abandonar tu alma por no haber encontrado nada en ella. La lágrima lo sabe.

Los hombres solos o son animales o son dioses, dice Aristóteles. Cuando sólo yo me puedo escuchar, es cuando más profundo llego al significado de todo aquello que no pudiste entender, solitario me volteo contra el viento, oírlo soplar con esa melancolía de todo aquello que no pudiste sentir, era tan bello, todo aquello que no fue y pudo ser.

Mente y alma y corazón, yo, juntos, en el eterno retorno de morir solos, estamos cansados de buscar, y estoy solo.... esperando el momento en que el corazón no pueda más, el día en que su último pedazo se lo entregue a Dios, el día en que ya no pueda dar más de sí, cumpliendo el mandato, yo sólo. La lágrima lo sabe, ¿pudiste sentir el amor esa noche?.

RH

miércoles, 16 de noviembre de 2011

FLAMENCO BAJO LA LUNA.

Sevilla, verano del año 2002.


Sean advertidos, de que a nunca sentirán el Sol de Andalucía en todo su horizonte y esplendor, en todo su calor y pasión, a no ser que un día se encuentren ahí, con la  piel sudando la doliente y cálida sensualidad flamenca durante el día, y con el corazón suplicando por más, en cada latido, durante la noche. Desde Sevilla hasta Córdoba, desde Jaén y Jerez hasta Granada y Marbella, todo está conectado a través de un misterio que no se puede explicar, tan sólo comprender, en lo más hondo del alma, entenderlo ahí, donde toda experiencia se graba a gotas de sangre y chispas de fuego, cada una de ellas rematándote con sablazos de enamoramiento y sensualidad. 

Cuando el alma lo comprende, si es que tiene las agallas de hacerlo, comprenderá la roja belleza granadina en su amanecer….. e incluso entenderá la legendaria lujuria de Tartesos.[1] Ruégole a la misteriosa musa y diosa de Sevilla me perdone mi septentrional osadía, pues yo, cuya sangre se mezcla en la hispánica marca que combina con aquélla que es romana, busco en el Guadalquivir… 

Cómo brilla el Guadalquivir, serpentea a Sevilla a la manera como la lujuria se enrosca en el corazón cuando respira bajo el inclemente Sol de Andalucía. Sello mediterráneo es aquél, de aquellos cuya sangre y corazón es más valiente mientras más brilla el Sol y más hace calor, es mediterráneo el anhelo de pelear, morir, amar….. háblame, Sevilla, que me sofoca el calor, Andalucía es un horno; el mediterráneo anhelo existe porque el alma, cuando bajo este Sol camina por estos lares, por estas playas… por esta Historia…. comienza a doler, pues busca más y a por más, pero sabe que ya nada la habrá de satisfacer. 

He aquí, Sevilla, el origen de tu arte. Nuestra Señora de la Macarena es testigo, de cómo busqué, volví a buscar, y continué buscando, entre las calles de Sevilla, la roja Alhambra de Granada, los mares de Cartagena, en sus reales maestranzas, en el sabor de su jerez, en sus montañas nevadas, buscaba la expresión de todo este universo de arte y belleza, una sola expresión que me sumergiera en este mundo de eterno sol, la expresión que me indicara la razón por la cual aquí los hombres arqueamos el pecho como toreros en los andaluces ruedos de Ronda, la razón por la cual este lugar me inspira a escribir….. 

Cayó la noche, obscuridad claveteada de diamantes en la negrura del cielo, damas de honor de la Luna andaluza, cálida, veraniega Luna que hizo arder en mil versos al Cisne de Andalucía,[2] ése que escribía lo que como poeta cantaba.…. pues algo hay en el aire que sopla sobre estas tierras, está cargado de algo que no alcanzo a descubrir, algo que tiene efectos sobre el cuerpo, y el corazón, el primero buscando arriesgar, pelear, luchar, ése efecto que produce esta tierra: aunque sea contra un toro… pues el corazón tiene hambre de más….. lo que yo estaba buscando era un profundo significado, expresado con gestos que solo el alma comprende al sonar de una guitarra.

En medio de esta negrura escuché un lamento, era el lamento de un hombre que se dolía, no de un dolor físico, sino de un mal que no tiene cura: el de aquél que ama demasiado…. Era el lamento que ruge a través de lo siglos, que no necesita interpretación alguna para que los hombres dotados con ese sexto sentido puedan identificarlo, era un lamento gitano, el de un corazón partido y vuelto a unir, un lamento que no pronuncia palabra alguna, tan sólo emite su dolor, un corazón que está de duelo….. era el lamento de un cantaó….

El lamento combinaba, con una fuerza descomunal, con los patios andaluces en los que yo me encontraba, era una conversación secreta entre el lamento y aquello que yo buscaba, una conversación entre el lamento y el Guadalquivir, entre el lamento y las blancas calles andaluzas, entre el lamento y todas las batallas de reconquista habidas…. y por haber…. entre el lamento y el viento andaluz, entre el lamento y un ruedo para toros, entre el lamento y un caballo rejoneador, entre el lamento y la belleza de la blanca calle en que yo me encontraba caminando. No bastó el sofocante calor de la noche, la piel se erizó, pues yo era testigo de esa secreta conversación, sólo yo, fui el único que la pudo escuchar, ese sentido con el que yo nací modulado me hizo oírla y escucharla. Eso que yo estaba buscando, eso a lo que yo estaba buscando significado, “eso”…. estaba conversando con un lamento cantaó. Estupefacto, giré la mirada hacia de donde venía el lamento, era la entrada a un patio andaluz, “llévame ahí, te lo suplico, llévame ahí” me imploraba mi ego….

El rostro del cantaó, en la mitad del andaluz patio, partía el alma con un gesto de dolor mientras emitía su lamento, era un gesto desgarrador…. Junto a él, justo en ese momento, una melodía conversaba con las flores sostenidas en las masetas colgantes del patio, la melodía conversaba con los azulejos andaluces que adornaban las paredes del lugar. Era una guitarra, era un tocaó….

Sí, algo en lo más profundo del alma inspira a aplaudir, pues bajo este calor andaluz el alma se eleva mucho más que en aquellos caribeños y paradisíacos lugares, cuya africanizada música tanto gusta a los mulatos y a las mujeres vulgares.

No, aquí es el arte del calor, el arte del sol, el arte de la playa, el arte en sí, el arte que sufre y alegra, es el arte andaluz. Digno de aplaudir, al compás de la guitarra…. Tic toc…. Toc tic…. Tic toc…. Toc tic…. El corazón aplaude lo que la mente no hace alarde.

Helo ahí el significado de los sueños vandálicos[3] por los que de aquí nadie se quiso ir sino por la fuerza: en el centro, entre cantaó y tocaó… una mujer sentada, con un rictus en el rostro igual de cruel pero no por ello menos hermoso, era su rostro el perfecto ejemplar del arte mudéjar de estas tierras, era una mujer andaluza, dotada de una figura guitarresca mucho más sensual que aquélla que manoseaba el tocaó. Las caderas y su busto eran la melodía perfecta….. todo en ella era redondo. Era tan tremendamente atractiva que el lugar solo escuchaba la palma de su mano golpear a la otra palma… palma… palma…. Sus bronceadas piernas andaluzas cruzadas una sobre la otra, hacían volar la imaginación del arte, desde Tartesos hasta el Cisne, y del Cisne a Lorca, todos testigos a través de los siglos del viento bético, incrustados en las azulejeadas paredes de este lugar, estaban presentes y no lo estaban, pero sí eran testigos junto conmigo de que…. era ella quien aplaudía.

Lentamente, a medida que cantaó y tocaó arremetían contra la cadencia del flamenco compás, ella se ponía de pie, como empujada por el creciente veraniego del Guadalquivir, hasta estar totalmente de pie, tiesa como la Giralda, la espalda arqueada con una imponente sensualidad indescriptible, el negro cabello adornaba sus hombros rígidos, pues sus brazos estaban a la altura de su insolente busto… aplaudiendo al son del compás, dejando ver su roja falda cortada en diagonal…. a la manera sevillana.

Pronto su mano tocó el extremo de su falda y ésta se agitó aleteando flamígera al viento, como si las almas de todos los hombres que han muerto por amor la agitasen…..
Sus tacones golpearon el tablao suelo con toda la furia hispánica que podía caber debajo de su falda, furiosos golpes al suelo, como si retara a los presentes mientras su mano hacía sus sugerentes contorsiones, como las olas de la Costa del Sol. Golpes llenos de furia…. sus tacones le decían al planeta que ahí, en Sevilla está el centro del mundo.

No, ya no era una conversación. Era una batalla. Llegó un momento en que la conversación dejó de tener sentido, pues yo me hice parte de ella y descubrí que no se trataba de una conversación entre aquél lamento y su entorno…. Sino una batalla por el dominio del arte en el lugar que lo vio nacer con la mayor de las furias, era una batalla que sólo el corazón podía entender, era una batalla entre aquél mundo…. y el resto del mundo.

Súbitamente comprendí por qué de estas tierras zarparon los más grandes e intrépidos conquistadores, aquellos que crearon el Imperio más grande de la Historia y elevaron hasta el cielo su aliento….. todo era un lamento, que se hizo presente ahí donde llega el viento.
Repentinamente comprendí el reproche de aquella mujer al dolor patético de aquél que llora como mujer lo que no sabe defender como un hombre.

Comprendí por qué los toreros sacan el pecho frente a un toro lo mismo que ante la mujer de sus sueños: el corazón late muy fuerte.

Esa conversación convertida en batalla, me mostraba los efectos de su arte: aventura y conquista. Pero me mostraba una batalla aún más profunda, la batalla que es el origen del arte: la batalla del corazón de un hombre contra todo aquello que ama y que busca amar, pues si tal búsqueda se desarrolla en batalla, es por que el corazón ama con demasiada fuerza, ímpetu y valentía..... busca crear lo que ama, aquello que él sabe ya existe. El flamenco me lo mostró de la más sublime de las maneras.

Algo dentro de mí entendió parte del secreto de la vida.

Me regreso a la tierra en que nací, pero espérame aquí, Sevilla, pues has de saber que estás conmigo ahí donde yo estoy, has de saber también, que he de volver, para que me muestres con la misma calidez el secreto de la belleza, una vez más, como las enamoradas piden amor una otra y vez, como si fuera la última vez, he de volver. Y me volverás a mostrar ese secreto que se esconde desde una de tus flores, ahí donde me enseñaste a tocar a una mujer a la manera a como se tocan las guitarras…. y me mostraste con tus musas el secreto de besar a una mujer sin tocarla. 

Me enseñaste a tentar el alma, a bailar sobre su cabeza, a golpear con tu furia, y a aplaudir con tu alegría.

Espera mi vuelta, pues lo haré aunque sea nadando hasta los puertos de Huelva, espera a que vuelva.

RH


[1] Sepa usted, ignorante lector, que Tartesos era una antigua ciudad ubicada en lo que hoy es Cádiz, famosa por los restos arqueológicos de artesanía que simbolizan contenido sumamente cargado de erotismo. Tartesos tenía una escuela de baile, cuyas egresadas eran las favoritas de la antigua Roma, debido a sus complicados bailes, llenos de contorsiones y movimientos que sugerían lujuria.
[2] El Cisne de Andalucía, neófito lector, es nada menos que Adolfo Bécquer.
[3] Entérese, tapado pero curioso lector, que los vándalos eran una tribu germánica radicada en el actual sur de España, que dio el nombre a su tierra de “Vandalia”. Éstos fueron expulsados por los visigodos, éstos por los moros, éstos por los cristianos…. En el ínter la región se llamó Al-Vandalia, Al-Andalia, Al-Andalus…. Andalucía.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Arena y Sal.

En el mar vive la verdad, es un horizonte de libertad, donde el alma no se cansa de mirar, ahí.... donde el Sol se baña en agua sin fin, nada crece aquí, nada, sigo nadando.... gusta agua salada, roza la piel como la más enamorada de las miradas. Es un afrodisíaco.

En el Adriático besé la salada arena del Mediterráneo, el Sol es el beso de una musa griega... desnuda. Nunca habrá tanto fuego ahí, como la espuma de olas.... en el centro de gravedad de una pura mujer. En el mar está el origen del deseo.

Veo la thalassa brillar como espejo, sobre las olas el viento me corta el rostro como navaja.... miento si te digo que mi mirada no busca rajarte, con un beso lleno de ternura, sabor a arena y sal. Pues nunca jamás sentirás, la marítima brisa bajarte por la piel, si a ésta antes no la descubres.

Arde el Sol, arde la piel, arde la espuma, arde el oleaje.... arde la sangre, ardes tú. Pues en el mar, también está el origen de la guerra. Recuerda que aquí no hay tierra, donde puedas poner los pies.

Recito una y otra vez, al ritmo de las olas, dulce compás de la amorosa naturaleza, que obedece al viento y desconoce las líneas rectas, recuerda que tus caderas son curvas, y que el mar se crece.... cuando aparece la Luna.

Perfuma la húmeda piel que aúlla, pues aún presiente la presencia del mar, mudo y ruidoso testigo salvaje del oleaje de tu figura, que sabe a arena..... y a sal.

RH

miércoles, 2 de noviembre de 2011

CARTAS A MI PADRE (escrito por Francis Roberto, mi tío, dedicado a su padre (mi abuelo),

Nació en el Callejón de la Soledad, donde el Sol rompe los goznes de la lluvia de octubre voraz, en la apoplégica corte de la calle vieja y empedrada, donde el tiempo se volvió de ajenjo, con destellos de mar, azahares de luz, descomponiéndose en la teistura de las cosas con estremecimiento de asfalto a lo largo del mundo.

Nació en el delirio de colores fontanales de abril, cuando las recuas de cucuruchos alcanzan su plenitud balsámica siguiendo la oropéndola glacial de sus vetustas creencias y las jacarandas enlutadas rinden culto al Nazareno.

Procesiones que se mueven en el letargo mustio de los pecados.

Nació en la voz de la calle, que descombra los restos que dejó San Sebastián, después de la telúrica vibración de Febrero, mes que regala un día cada año bisiesto, y a nosotros nos dejó una amarga lejanía.

Nació en el Sol de barro de las esquinas y fuentes que se apelotonan en la cornisa dormida de los volcanes que se erectan, rodeando las cuatro latitudes.

En la calle de piedra dorada, musitando esperanzas, en una familia de once personajes, donde fue el penúltimo. Creció en la fragancia que lleva retazos de una flor salvaje estallando en primavera, al calor de una hoguera santa.

Sí, fanático arduo de largas caminatas, pues fue la hondonada, la que nos dejó el invierno Papá, porque tú corriste en esas calles de misericordia, en esas noches de brisas tropicales, que exhalaba el viento en los verdes tremadales en las tardes de efluvios balsámicos.

Y jugaste a la luz de plenilunios de fuego, noche y rosas en los valles.

Y en tu cabeza de niño quedó impregnada la naturaleza de la hora vesperal que dejó el bosque de Jáuregui, cuando solías correr, cuando apenas éramos una pequeña imagen de tu humana personalidad.

Y estuviste ahí, donde las magnolias dejaron soñando su acompasada música de girasoles, que se mueven al compás de las luciérnagas.

Retazos de amaneceres, Papá, corriendo a través de sentimientos, corriendo en la lucha de encomiendas que ha dejado tu vida, todas menos la tuya.

O cuando corrías entre plazas, revoloteando con tus amigos hacia el puente de Las Vacas, perfilando los horrores de los abismos tenaces; sin saberte envuelto en esa vida de hombre público.

Hasta el último confín del mundo, entre lirios y amapolas, en la rienda suelta que te dejaba esa línea del tren que se adelanta hasta encontrar el bautismal luchar "Las Chácaras", para luego regresar en esa sucia madera que dejan los trenes al pasar por la vida, dejando acuarteladas de emociones sin prisa el pensamiento sutil de un hombre.

Fantasmagoría solitaria, sin tumba. Ahí, en el Callejón de la Soledad, donde el viento deja una sonrisa perenne en los labios.

En esa calle de bemoles, y una superviviencia en aderezo, porque tus manos dieron origen a la presea de oro, en cuyo cáliz hubo a veces lamentos.

En la casa donde los visos de los tiestos, hicieron su muralla de vahos fugitivos.

Tu mosquetal papá, donde dejaste l lirismo de tus sentimientos, junto a la calle de perfumes, el cielo de colores, y los espumarajos de luna llenas, en los menguantes rígidos.

Ahí, en Jocotenango, donde el Parque Morazán es un atisbo herbóreo, rompimiento de lujurias naturales que continúan en la avenida Simeón Cañas.

Años atrás en el bosque Rey, los encasillaba en derredores de natura, hoy el progreso nos dejó el asfalto, como a tu calle de ceniza, papá, era moderna polución fastuosa, donde los camiones dejan en el tiempo su música lejana, en las noches de insomnio, cuando con las manos quisiera tomar las estrellas.

Tu juventud, hiciste de ella un alabastro, con visos cenestésicos, contumasia de guirnaladas. Pues fue una explosión de valores que brotaron uno a uno en un mundo de estulticias, lleno de la baraúnda de artificios medievales.

La justicia, nació con tu sonrisa, en la mirada estática de tus ojos cimarrones.

Te hizo jurisconsulto, premier, presidente, un HOMBRE.

Tu abnegación por la ley te llevó a embriagarte con ese néctar, el nepentes de la justicia pública.

Hace de eso, lo mismo que el tiempo enroscado en las paredes de mi casa, crisol de brumas que desaparecieron con un dolor de música sin alas.

Y ya estabas envuelto en el vergel prodigioso que te dejó la hiperestesia de corazón de tu juventud.

Pasante, comisario, secretario, juez, viceministro, ministro, secretario de la presidencia, presidente, Papá, quién iba a decir.

Laureado Falla, en los años de constante lucha, siendo candelas los libros cosidos a punta de agujas inverosímiles de plata, que si las buscamos le sirven a Dios en la alborada gloriosa para indicar con hilos de ámbar el camino a los perdidos transéuntes, copias a mano, migajas, carnavales furtivos de tu mente, pues en tu bosque lloraste en el crepúsculo del viento tu amargura de estudiante responsable.

Laureado, cuántas noches de Dios, papá, cuántos días en tu vida no te ha acobardado el silencio de la derrota, que no te abruman las horas que no empiezan, también son nuestras.

Tus victorias y tus derrotas. En esa época, papá, no sabíamos lo que es la patria, pues es la decrépita hora de falaces agonías desiertas, la angustia de generales que se han orinado en sus muros. Pederastas solapados que ambicionan virtudes, fastuos de gloria, papá, la patria es una bosta, una aurora desolada.

Siendo un Laureado, te qusieron embestir con el epíteto de hombre público.

Se diluyó en un día, la hienda superflua de la patria. Te la dio un homúnculo abyecto, y cuando te embistieron las borlas de tu corazón, agazapadas por la imnundicia del poder en estrepitoso zumbar de tripas gritaron.

Sí, ahí nació mi Padre, donde el cielo y el mar se esconden en crisálida de pensamientos de otoño, donde nace la famélica idea de poderes absolutos. Recorrió las calles empedradas, con la ilusión taciturna de llegar muy lejos.

En el calor de la brisa en primavera, que le dio al tiempo color de iguana vieja y a ti Padre la facultad de zahorí.

En el viento triste de los bosques y barrancos del hipódromo, cuando nosotros éramos tan sólo una idea vaga de tu humana personalidad.

Pues Padre, tú el varón que lleva siete corazones de piedra, cubiertos por siete corazones de oro.


En la idea real de tu ser, de tus derrotas y victorias, pues ahora ya estamos ligados, en el paroxismo de mi pobre literatura, en la brisa poplégica de mis dos apellidos, en los secretos de mi casta viviente.

Nos llevamos terciados en la sangre de tus venas, en las palmas de tus manos, en el sudor de tu frente.

Pues somos tu estirpe y dinastía. Y tú el Patriarca.

Estirpe irresoluta que forma un credo de esperanzas.

Pues es el Callejón de la Soledad, el tanque de la calle empedrada y vieja, el puente de Las Vacas, los baños de La Chácara, el celestial Jáuregui, y tu estirpe Papá.....



De Francis Roberto,

jueves, 29 de septiembre de 2011

THE BOOK OF TODAY

Great book, written by a sexy brain:

http://books.google.com/books?id=cw3WXEqLpY8C&dq=THE+CAROLINGIAN+WORLD&hl=es&source=gbs_navlinks_s

EL RELATIVISMO DEL AFECTO.

Dante Alighieri, en su Divina Commedia, establece su camino al Paraíso desde el Infierno, guiado por aquéllo(s) que él considera como los pozos de la perfección. Ése afecto, "amore", es producto de una cosmovisión, el macrocosmos de los círculos sensoriales que sólo pueden ser explicados a partir de una visión teológica del mundo.

El humano afecto dirigido a otra persona, en su versión más misteriosa y profunda, encuentra su origen en el plan Divino, o Inteligencia Divina que dispone a todas las cosas, seres y entes en un lugar predispuesto a cumplir su función de acuerdo con su naturaleza instrínseca (filosofía aristotélica es ésta, tomista también).

Para que pueda existir un Dante, capaz de englobar en la persona amada la totalidad del Universo Divino, de tal forma que en ésa persona se encuentren conjugados todos los astros, todas las galaxias, todo el éter, todo el mundo y todo el universo, por fuerza se necesitará de un sentimiento extremadamente profundo, hasta visceral, capaz de trascender el cosmos, hasta profundiades insospechadas, capaz de trascender el volumen de la persona amada, el volumen del mundo en el que se encuentra, el volumen del universo (infinito a nuestro entendimiento), el volumen incluso del amante y del amado, es tan profundo que..... trasciende incluso la muerte.

Para que tales afectos o sentimientos puedan tener lugar, POR FUERZA el amante deberá creer en un Dios, en cuya Divina Inteligencia se encuentra diseñada la disposición de la persona amada, de la que incluso los astros giran a su alrededor.

Si tu comida preferida son los camarones, y la que más detestas son las hamburguesas, tu madre sabrá cuál escogerás si te encierran en un cuarto con los dos platos sobre una mesa. De la misma forma la Divina Inteligencia, en su infinita sabiduría, decide el pasado, el presente y el futuro de forma conjunta con la libertad del Hombre, el mismo Hombre que nunca deja de ser libre de elegir. He aquí el origen del Destino.

Un Dante, en su caminar por el bosque, es el amante que descubre a su amada, el Universo empieza a girar alrededor a ella, incluso la vida y la muerte giran alrededor de ella de forma melódica, ritmo a ritmo. He aquí el origen del amor: la idea de Dante de saberse predestinado en la Divina Inteligencia a encontrar a su amada.

Si la idea de Dios, y su Divina Inteligencia y Sabiduría es suprimida, resultará que la idea, o esperanza, o celo de encontrar a la amada desaparece con él. Basta que uno sólo de los dos, ya sea Dante o su amada, deje de creer en Dios, para que la idea de Amor desaparezca de entre ellos, pues si uno de los dos suprime a Dios, o bien lo relativiza, nunca existirá la conexión trascendental al Universo, a la vida, ni trascendental a la muerte, conexión que se supone habría de unirlos para siempre.

He aquí explicado, en la relativización de Dios, el origen de las aberraciones en favor de la relativización de la moral (misma que es producto de la idea divina): el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, etc. etc.

Podría ponerle un broche a este artículo pero ya me da hueva escribir.

LA TERRIBLE GRANDEZA DE LA GUERRA

Sólamente en la guerra, con sus sombras de muerte, tiene el poder de romper la coraza del alma con que se cubre la masculinidad de un hombre en el plano individual. la mónada sobrecargada de responsabilidad personal, que es el hombre, respira cuando la atomizadora vida de un mediocre desemboca en el estado unitivo de la guerra. Cuanto más herméticamente nos encerramos en la propia personalidad, tanto más violento es el afán de librarnos de la cárcel de la persona. Aquí tenemos la fuente del entusiasmo por la guerra, fuente que emana de las capas más profundas del alma. Mucho se ha hablado en contra de la guerra. Pero evidentemente no todo es negativo en ella. Es en la lucha donde se remueven las más profundas vetas de la personalidad de los pueblos; es en la lucha donde frecuentemente aflora lo peor de sus defectospero también lo mejor de sus valores; es en el momento de "ser o no ser" cuando se ve lo que en realidad contiene un pueblo y lo que guarda celosamente como fase de no todos los días.

Más antiguo que el deso de paz es el deso de guerra, pues paz es la cesación de pelea; paz es el reverso de un estado exacerbado de actividad y combate por la existencia. La ausencia de lucha es la “paz”, es decir, paz es falta de algo. Todo lo que vive, lucha y pelea. La guerra es una amplificación gigantesca del espíritu de los pueblos y de los hombres, en la que afloran vivencias ocultas. En ella no solamente, hay el significado de un conflicto entre dos gobiernos o entre dos pueblos: hay también significados más profundos e invisibles; quizá por eso es una necesidad esporádica de los pueblos y de la humanidad misma. No simplemente por un carpicho irreflexivo, sino por una necesidad potente y misteriosa, es por lo que grandes masas de hombres, en la plenitud de su existencia, salen al encuentro de la muerte. Paradójicamente, pese a sus cenizas de destrucción, la guerra es también creadora. No fueron los reposados y sabios senadores los que forjaron el Imperio Romano y la luz de una época, sino la espada de César y el empuje de sus legiones; no fueron sólo los siete sabios de Grecia los que hicieron de Grecia el corazón de la Humanidad y de una civilización, sino el arrojo espartano de sus guerreros. Los pueblos crecen y se hacen grandes y maduros al golpe de sus luchas a través de la Historia. Y esa lucha es dolorosa, pero inevitable y sagrada; es la que va forjando el futuro por más que pacifistas afeminados y sabios progres de salón se empeñen en hacer un mundo sin guerras. En la naturaleza todo es lucha y el hombre no puede sustraerse de la vida superior de la cual es apenas trasunto y brizna..... es poeta guerrero. En el campo de batalla se descorre toda cortina de diplomacia y dejan de ser válidas las apariencias, la palabrería insidiosa y el doblez político y sólo queda en pie la profunda y auténtica voluntad de pelear, el peso de la convicción, el valor del sacrificio para morir por lo que se proclama. Ahí sólo rige la entereza de marchar hasta el final; ahí se esfuma lo que era apariencia vocinglera y se libera de ropajes engañosos lo que era auténtica realidad. Por más que los afeminados se empeñen abstractamente en afirmar lo contrario, la fuerza de las armas en guerra es un hecho solemene e incontrastable, siniestro pero grandioso. que los países desarmados hablen de pacifismo y que ensalcen el derecho internacional como el máximo coordinador entre los pueblos, es tan explicable que el gusano menosprecie la rapacidad del águila y como que el haragán adule a los que puedan arrojarle algunas migajas. Pero todo pueblo con sanos instintos no rehuye jamás del sacrificio de la lucha suprema para asegurar sus derechos que ninguna ley internacional le garantiza. así ha ocurrido en toda la historia de la humanidad. Para los pueblos jóvenes y fuertes, la guerra siempre ha sido siniestra, pero honrosa; sombría y trágica hasta el extremo de la miseria y la muerte, pero gloriosa hasta el sacrificio o el brillar de la victoria. En ella el hombre se encara ante la muerte no por el camino desfalleciente de la enfermedad, ni por el apacible sendero de la vejez, sino por la puerta luminosa de un ideal que trasciende los límites personales del individuo y de una generación y vive en los individuos y en la generaciones que aún están por llegar. A pesar de los pacifistas sinceros o hipócritas, y de los representantes de una época debilitada y en proceso de desintegración, seguirá imperando el relámpago de la espada como signo que escriba en el firmamento de los siglos la historia profunda y arcana de las culturas. Quien no admite el prinicpio de la conquista y de la supresión del derecho vigente, rehúsa ipso facto admitir el progreso; de lo que es para siempre imposible abolir la guerra. Se ha de ser cazador o caza, vencedor o vencido, pues la Humanidad entra en una edad de hierro en la cual todo lo débil perece fatalmente. La paz perpetua es un sueño, y ni siquiera un sueño que guste; la guerra forma parte del orden universal creado por Dios y en ella se desarrollan las más nobles virtudes del hombre: el espíritu de sacrificio, la lealtad y la ofrenda de la propia vida. sin la guerra el mundo se hundiría en el más asqueroso fango del materialismo. Se llega a la unidad perfecta cuando cada miembro mira como suyo propio el destino de los demás. Cada cual sabrá que se debe enteramente al todo y que con él será feliz y sufrirá.... sólo reposan los que no se sienten bastante fuertes para pelear. 


Muy pocos soportan una larga guerra sin que su alma se corrompa, pero nadie una larga paz. La lucha es el hecho primordial de la vida, es la vida misma y ni siqueira el más lamentable pacifista afeminado consigue destruir, desterrar de su alma el placer que despierta. por lo menos teóricamente quisieran los afeminados combatir y aniquilar a los adversarios del pacifismo. La guerra es la creadora de todas las cosas grandes. Todo lo importante y significativo en el torrente de la vida nació de la victoria y de la derrota. Los derechos del hombre, la libertad y la igualdad.... El pensamiento puro, orientado hacia sí mismo, HA SIDO SIEMPRE ENEMIGO DE LA VIDA, Y POR TANTO HOSTIL A LA HISTORIA, ANTIGUERRERO, SIN RAZA. La vida es dura, si ha de ser grande. Sólo admite elección entre victoria y derrota, no entre paz y guerra. Toda victoria hace vícitmas. Sólo es literatura la que, lamentándose acompaña los acontecimientos.... la guerra es la política primordial de todo viviente, hasta el grado de que en el fondo lucha y vida son una misma cosa y el ser se extingue cuando se extingue la voluntad de pelear. 


La raza, señores, es algo cósmico, una dirección, la sensación de unos signos concordantes, la marcha por la Historia con igual curso y los mismos pasos, y de una idéntica pulsación nace el amor real, el verdadero, el que gotea de la sangre: miren a una bandada de pájaros volando en el éter, miren cómo asciende siempre en la misma forma, cómo torna, cómo planea y baja, cómo va a perderse en la lejanía, y sentirán el mencionado amor en su exactitud vegetativa, el tono objetivo, el carácter colectivo de ese movimiento complejo, que no necesita el puente de la intelección para unir el yo con el tú, ni el tú con el yo... así se forja la unidad profunda de un regimiento cuando se precipita como una tromba contra el fuego enemigo; así la muchedumbre ante un caso que la conmueve se convierte súbitamente, misteriosamente, bruscamente, ciegamente en un solo cuerpo que piensa y obra. Señores.... es ahí donde quedan anulados los límites del microcosmos.... y un nuevo sino se cierne sobre todas las cabezas.